En una sección
anterior, ya hablamos sobre el Omega 3, el Omega 6 y el Omega 9; esos ácidos
grasos que tanto oímos mencionar en la televisión. Pero hay muchas más cosas
que son anunciadas y a penas conocemos sobre ellas. Es el caso de los L. casei
inmunitas:
L. casei inmunitas:
Este es el
nombre abreviado de Lactobacillus casei inmunitas. Seguramente no
sabías que la "L" significa "Lactobacillus",
pues en la televisión es algo que no nos cuentan. Tampoco hay por qué
preocuparse. La palabra Lactobacillus define a un género de bacterias Gram
positivas, bacilares y anaerobias facultativas con capacidad
de transformar lactosa en ácido láctico. Además a esta cepa, algunos expertos
la consideran probiótica y otros no. Explicamos brevemente estas
características:
· Gram positivas: Hace referencia a la tinción Gram. La tinción Gram es un proceso que consiste en añadir una serie de productos químicos a las bacterias. Estos productos químicos (cristal violeta, lugol, alcohol-acetona y safranina) tiñen a las bacterias en función de la composición química de estas; adquiriendo dos posibles colores: unas se tiñen de color violáceo y otras de color rosáceo. Llamamos Gran positivas a las que adquieren un color violáceo y Gram negativas a las que adquieren un color rosáceo.
(A la izquierda bacterias Gram negativas. A la derecha Gram positivas)
· Bacilares: Decir de unas bacterias que son bacilares nos está dando una idea de su forma. En este caso, tienen forma de bacilo (semejante a un bastón). Existen otras formas para bacterias, como cocáceas o espirilos.
(Imagen de bacterias con forma bacilar)
·
Anaerobio facultativas: Que unas
bacterias sean anaerobias supone que viven en ausencia de oxígeno. En
este caso, el decir que son anaerobio facultativas implica que pueden vivir
tanto en ausencia como en presencia de oxígeno. En presencia de oxígeno
realizan una serie de procesos para nutrirse totalmente distintos a los que
realizan en ausencia de oxígeno. En la industria alimentaria se trabaja con
estas bacterias en su fase anaerobia facultativa, que es cuando realizan
la conocida como fermentación láctica.
La
fermentación láctica consiste en transformar glucosa en ácido láctico.
Es un proceso requerido en la producción industrial de yogures. Para ello, se
añade a la leche un caldo de bacterias lácticas (Lactobacillus)
que en primer lugar transforman la lactosa
(el azúcar de la leche) en glucosa, y finalmente, la glucosa en
ácido láctico. Este proceso aporta al yogurt sus características tan
peculiares. A modo de resumen:
(Esquema de la
fermentación láctica)
· Probiótico: Según Fulier (1989) son probióticos aquellos
microorganismos vivos, principalmente bacterias y levaduras, que son agregados
como suplemento en la dieta y que afectan de forma beneficiosa al desarrollo de
la microbiota en el intestino. Es aquí donde entra a debate los supuestos
beneficios que aporta nuestro L. casei inmunitas, pues para que un
microorganismo pueda ser considerado probiótico debe contar con las siguientes
características:
- No ser patógeno. (Que cause enfermedades)
- Tener un número de células viable capaces de reproducirse en poco tiempo.
- Colonizar el tracto intestinal de manera natural. (Vía digestiva)
- Ser tolerantes al ácido y a las sales biliares.
- Tener capacidad inhibidora de microorganismos patógenos.
- Ser fermentativo.
- Producir buenos aromas en el producto donde se desarrolla.
- Ser estable en todo el proceso, desde fabricación hasta ingestión.
De las ocho
características expuestas arriba, comentaremos las que algunos expertos ponen
en duda:
Tener un número de
células viable capaces de reproducirse en poco tiempo: Realmetne se duda sobre si la cantidad de
bacterias que ingerimos con el consumo de estos productos tan televisivos sea
suficiente como para llegar al intestino y una vez allí reproducirse. Algunos
creen que la cantidad de cultivo bacteriano que contienen estos productos no es
suficiente como para aportar beneficios.
Ser tolerantes al
ácido y a las sales biliares: Una
vez ingerimos estos productos, las bacterias tienen un largo recorrido hasta
colonizar el intestino. Primero, pasan por el estómago, donde tienen que
soportar la acidez de los jugos gástricos (pH=2). A continuación deben pasar al
duodeno (comienzo del intestino delgado) donde son sometidos a la acción de las
sales biliares (pH=8). Estas condiciones tan extremas, hacen dudar a los
expertos sobre el grado de supervivencia de L. casei inmunitas en su
recorrido hasta el intestino.
Conclusión:
Esta bacteria se
encuentra de manera natural (todos la tenemos) en la boca y el
intestino. Lo que con estos productos se nos vende es un suplemento
(cantidad adicional de la bacteria).
Se ha demostrado que L.
casei inmunitas puede aportar numerosos beneficios al organismo. Lo que no
se ha podido demostrar es que realmente los aporte. Algunos expertos sostienen
que sí, que este microorganismo reúne las características necesarias para ser
considerado probiótico. Otros expertos en cambio niegan que agregados
bacterianos en alimentos puedan sobrevivir a las extremas condiciones que
tienen lugar en nuestro aparato digestivo.
Puede estar extendido el mito
de que las bacterias son malas. En absoluto. No podríamos vivir sin ellas.
Contamos con millones en nuestro estómago y nuestro intestino. Ingerir más
bacterias (siempre y cuando no sean patógenas) no va a acarrear ningún
problema de salud, sino todo lo contrario.
Publicidad:
Por otro lado, debemos
tener cuidado sobre la publicidad y la dichosa televisión:
.
"Ayuda a
mejorar tus defensas"
¿Os resulta conocido ese
eslogan publicitario? Y si habéis entendido lo que expongo arriba... ¿realmente
creéis que un producto que supuestamente coloniza el intestino ayude a mejorar
nuestras defensas? Pero, ¿de qué defensas hablamos? ¿Humorales o celulares? A
cualquier médico le resulta patética esta afirmación. Colonizando el intestino,
una bacteria puede ayudar frente a problemas gastrointestinales (diarreas, por
ejemplo). Pero el tema de las defensas deja mucho que desear. Al oído inexperto
todo suena bien.